El dolor se define como: “una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a daño orgánico, real o potencial, o descrita en términos de dicho daño”
Una de las características del dolor es que es un síntoma /enfermedad de carácter subjetivo.
No existe pruebas diagnósticas basadas en la imagen o en parámetros biológicos que puedan indicar el grado de dolor que sufre la persona; podemos valorar que el paciente sufre una factura pero no el grado de dolor que sufre, ya que la manifestación e intensidad del dolor se expresa más como una conducta que como una sensación.
Escuchamos con demasiada asiduidad frases como: “El tratamiento del dolor es..”, “Este tipo de dolor es difícil de tratar”, “Me han aliviado el dolor”, etc , pero ¿Y el tratamiento a la persona que sufre el dolor? el lenguaje debe empezar a cambiar junto con el esquema que tenemos en el tratamiento del dolor y de cualquier otra enfermedad; debemos aprender a averiguar, sentir o percibir como la persona “vive la enfermedad”, que conducta ha tenido que integrar en su vida para enfrentarse a ese desequilibrio, lo que conocemos como la “conducta del dolor”; esta conducta comienza con la percepción de cambios corporales, la interpretación y creencias respecto de los síntomas, la búsqueda de ayuda, y concluye con la obtención del diagnóstico y una prescripción terapéutica.
Conducta del Dolor
Wilbert E. Fordyce fue quien introdujo la expresión de “conducta de dolor” en la terminología usada en el ámbito del estudio clínico y del tratamiento del dolor; esta conducta se define como: “un conjunto de operantes definidos por su efecto social: la comunicación de un estado, entendido o descrito como dolor”. Así que lo entendemos como un conjunto de comportamientos socialmente significativos e interpretados como indicación o señal de por lo que está pasando el paciente.
La configuración que establezca el paciente en todo este proceso es muy variable:
Verbales.
Consumo de medicamentos.
Maniobras analgésicas.
Cambios o pausas en la actividad o reposo.
Determinados movimiento (protectivos, rígidos…).
Expresiones faciales.
…
Lo que hace que todas estas manifestaciones por parte del paciente se puedan englobar en la conducta del dolor es el hecho de que cualquiera de ellas informa a los receptores (familia, compañeros de trabajo, terapeutas…) del estado del emisor (persona que sufre dolor).
Aunque se engloben bajo un mismo concepto no pueden ser tratadas en bloque, ya que cada manifestación puede tener una historia distinta, una probable significación personal. Cada manera de expresarse habrá tenido, posiblemente, un aprendizaje diferente: por enseñanza explícita (verbales), maniobras analgésicas reflejas (posturas protectoras) o por imitación o instrucción (toma de analgésicos).
Es de vital importancia entender el proceso conductual que ha adoptado el paciente para poder ofrecer el mejor tratamiento integral (acupuntura, prescripción, Qigong, relajación, psicología…), y eso es así porqué cuando está conducta se saca del contexto, pueden no ser identificados como respuesta de dolor.
Esta conducta individual frente al dolor tiene que ver con la tolerancia al dolor y con los significados individuales que se dan a los quehaceres y las experiencias diarias. Por ello es imprescindible que tanto la evaluación diagnóstica como la orientación terapéutica tenga en cuenta la perspectiva del “paciente individual” de como percibe le dolor y como este le afecta a su vida cotidiana.
Esta concepción de “paciente individual” es importante por varios motivos:
Cada persona tiene una tolerancia y niveles de umbral al dolor específicos.
Las actitudes hacia el riesgo, los valores y las preferencias específicas así como la predisposición a adoptar o no determinados estilos de vida depende de la vivencia de cada persona.
La afectación familiar o laboral es vivida de manera particular.
La edad, el contexto social, educativo o la presencia de otras patologías o discapacidades condicionará el tratamiento y su resultado.
El Psiquismo en la Medicina China
En cuanto al psiquismo o conjunto de capacidades “superiores” del individuo las “esencias psíquicas”, denominadas genéricamente como los 5 Shen, representan los aspectos sutiles del individuo, es decir, aquellos aspectos que configuran a la “persona individual” o la esencia diferenciadora del resto de seres.
La actividad funciona] de cada órgano depende de las inducciones que le son transmitidas a partir del Shen, Hun, Po, Yi, Zhi, cada uno de los cuales se encarga de un aspecto particular de la personalidad, de las emociones y de los modos de comportamiento específicos.
Es curiosa la explicación que daban los chinos antiguos a la diferencia de "conciencia", existente entre el Ser humano y el resto de seres vivientes. La diferenciación entre hombres, animales y plantas consiste en el grado de Ling o Acción Espiritual de cada especie. El ser humano, el ser más vulnerable de todos, recibe la conciencia espiritual mediante un grado justo de Ling; menos Ling hace al Ser "poco constituido", "poco enérgico", “poco temperamental"; un exceso de Ling lo haría "viejo" y "depresivo".
El Corazón alberga el Shen, gestiona los sentimientos e indirectamente se ve afectado por todas las emociones. En primer lugar, las emociones son recibidas en el Corazón para que, posteriormente, sean dirigidas a los Zangfu correspondientes para su asimilación.
Las Esencias Psíquicas
Shen
Se relaciona con el Corazón, coordina el psiquismo y configura (como se configura un ordenador) al ser humano. Es responsable de la coherencia de la personalidad y se expresa en la capacidad de manejar las situaciones y de adaptarse en las mejores condiciones al medio que le rodea, sacando partido de las energías exteriores e interiores del organismo. En niveles más profundos se manifiesta en la capacidad de disfrutar con la vida.
Cuando el Shen está en calma los pacientes soportan mejor el dolor; por el contrario cuando el Shen está alterado la percepción del dolor se puede acentuar. En la práctica clínica calmar el Corazón y el Shen es una parte importante del tratamiento del dolor.
Cuando funciona correctamente, la mente está clara, el corazón rítmico y el discurso es inteligible. Su deficiencia provoca un estado depresivo, timidez, incapacidad de tener una percepción justa de las situaciones, originando una tendencia a quejarse sin cesar y, en casos graves, a una desestructuración de la personalidad. Cuando el Shen está perturbado, hay euforia, incoherencia, confusión...
Yì - 意Se relaciona con el Bazo, es la parte de la mente responsable del registro de las experiencias, de su clasificación, conservación, compilación y reformulación. Directamente unido a la memoria, gestiona la capacidad de integrar la experiencia vital y de reproducir informaciones, ya que estas dos fases son complementarias, especialmente en el aprendizaje.
Cuando funciona el Yi, se comprende fácilmente, se retiene con comodidad, se concibe bien y se enuncia con claridad. En caso de deficiencia, la memoria esdébil y la conceptualización confusa. Cuando el Yi se halla perturbado, la memoria se vuelve obsesiva, es imposible desapegarse de las experiencias del pasado y las experiencias y las ideas fijas estorban la mente.
Hún - 魂Se relaciona con el Hígado, genera los proyectos y proporciona toda su riqueza al inconsciente (sueños, deseos...). Es una fuerza dinámica que desencadena los impulsos necesarios para emprender una acción.
Se halla en relación con el instinto hereditario, la fuerza de la palabra, las pulsiones y las pasiones. Como controla la imaginación, desempeña un papel esencial en todo acto de creación, permitiendo la elaboración de una estrategia.
El Hun, por presentar doble naturaleza - celestial y pasional-, hace que combine la necesidad de pureza espiritual con la de dejarse llevar por sentimientos y pasiones. El aspecto pasional del Hun se ve retroalimentado por la irrefrenable necesidad del Po de deseo material y personal. Dicha situación constituye una de las causas más comunes de enfermedad (el eje ignorancia-deseo-ira, según la interpretación budista).
Su deficiencia reduce los impulsos, los deseos y el entusiasmo y ocasiona un empobrecimiento de la imaginación y una incapacidad para concebir planes de acciones futuras. Cuando el Hun está perturbado, hay insomnio, trastornos paroxísticos, se tienen sueños violentos o pesadillas, los proyectos son excesivos e incoherentes, la imaginación desbocada y las pulsiones incontrolables.
Pò - 魄Se relaciona con el Pulmón, es la parte de la conciencia más corporal, que determina las acciones y reacciones del organismo destinadas a permitirle escoger, sin que intervenga la mente, lo que es útil para su supervivencia y a rechazar lo que le es perjudicial.
Se expresa en los instintos primarios (succión, deglución…), y más particularmente en el instinto de conservación, vinculado al apego inconsciente al cuerpo. Está simbólicamente muy cercano a la Xue, como el Hun lo está al Qi.
Su deficiencia origina una pérdida del instinto de conservación, vulnerabilidad y desinterés. Cuando el Po está perturbado, se observa un estado obsesivo unido a un miedo al futuro.
Zhì - 志Se relaciona con el Riñón, corresponde a la voluntad, a la determinación, a la capacidad para realizar una intención. Es indispensable para llevar a término una acción, sin dejarla que se desvíe por los obstáculos. Aporta autoridad y afirmación del yo.
El Zhi representa la vitalidad al igual que la sexualidad como voluntad de perpetuar la especie. El Zhi nos da la tenacidad suficiente como para poder llevar a cabo la “realización personal” como la ambición de ser reconocido y admirado.
Su deficiencia produce miedo, un carácter indeciso y cambiante, desánimo y sometimiento a la adversidad. Cuando el Zhi se expresa demasiado, se observa temeridad, tiranía. Autoritarismo y obstinación. El Zhi es realmente importante en las enfermedades crónicas ya que si se ve alterado la persona pierde “las ganas” de recuperarse de su enfermedad, las “ganas de vivir”.
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